domingo, 30 de agosto de 2009

¿ como se hace politica en Mexico...?

Gracias a la Federación, nadie tumba a Raúl, asegura Jaime Rodríguez
“La FEG, una muestra de lo que es el poder político en México”
Fue presentado el libro Poder y violencia en la Universidad de Guadalajara
RAÚL TORRES


Portada de la publicación Foto: FOTO ARTURO CAMPOS CEDILLO
Previamente a la presentación de su libro Poder y violencia en la Universidad de Guadalajara, Jaime Abundio Rodríguez Gómez, ex militante de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) en tiempos que era controlada por Carlos Ramírez Ladewig, habla de la herencia de esta organización para la UdeG: disciplina y obediencia que hoy utiliza Raúl Padilla para ejercer el control total de la casa de estudios.
En la introducción de su obra, Rodríguez Gómez señala: “Si ya, sin la cadena en la mano o sin la pistola, parezco irreconocible, mucho más escribiendo un libro”. Y desde ahí habla en esta entrevista, donde esboza un retrato de la FEG que considera una muestra de lo que es el poder político en México, donde “todo tiene dueño”.
–¿De dónde surge la idea de escribir este libro?
–La idea concreta nace a partir de unas anotaciones al margen del libro La Charola, de Sergio Aguayo, donde veía imprecisiones y cosas poco claras, por lo que decidí tomar unas notas e irlas agregando. Entonces vi la necesidad de dar una explicación más amplia y poco a poco constituí capítulos que respondían a la necesidad de explicar de manera más amplia la lucha del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) contra la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).
–¿Desde su punto de vista, a lo que se ha escrito hasta ahora de la UdeG, qué le ha faltado?
–Lo que se ha escrito es de gente del FER. En el caso de Sergio Aguayo, en La Charola escribe por ser hijo de un portador de charola, su papá fue policía judicial federal. Escribe la historia del enfrentamiento según su punto de vista, pero como él fue del FER, sin reconocerlo, entonces aparece como escritor objetivo de algo que le tocó ver, no de algo que le tocó vivir y se cuida de decir ciertas cosas. A partir de ahí, pensé que era importante otro punto de vista, que coincidan sobre el mismo objeto de debate, mi libro es otro más sobre la etapa violenta de la lucha estudiantil en la universidad.
–¿Qué explica el libro que no se haya dicho ya?
–Explica muchas cosas, por ejemplo, la forma de poder que tuvo Carlos Ramírez Ladewig y que hoy emplea Raúl Padilla. Recopila testimonios de estas luchas estudiantiles y la esencia misma de la Universidad.
–Se ha hablado de la FEG como grupo de choque, no sólo para control de la UdeG, si no para controlar otras situaciones en la ciudad…
–Deja te digo cómo pasó, nosotros nos empezamos a armar en el 68. Con el movimiento estudiantil vienen camiones de México a querer parar las escuelas y con una que pararan decían que tenían parada la UdeG, y entonces nos armamos y nos dedicamos a cuidar las escuelas en las noches para que no fueran tomadas. El 68 y 69 nos sorprende armados, cuando aparece la FER lo hace con gran fortaleza en el ambiente universitario, pero no todos son estudiantes, provienen de los barrios. Hay un momento dado que se acelera la lucha entre ambos grupos y sin darnos cuenta en la FER se vuelven guerrilleros, la guerrilla urbana más grande del país, en nuestra ciudad, conviviendo con nosotros en las escuelas.
“¿Quién los conocía? Nosotros, porque ya habíamos peleado con ellos, ya sabíamos a quiénes le debíamos muertes y quién nos debían muertes, pero no supimos en qué momento se volvieron guerrilla, sólo que se vuelven más peligrosos y más armados. Entonces el gobierno utiliza a grupos de la FEG, los más endurecidos, para formar parte de la policía política de la Dirección Federal de Seguridad y de la Brigada Blanca, y luchan contra la guerrilla porque saben quién es el Pela Gallos, quién es El Muerto, dónde viven, con quién se juntan. Entonces de ahí nace la idea de que la FEG nace para combatir grupos revolucionarios; ésa es la explicación del mito que a nosotros nos costó trabajo entender porque se decía eran la Liga Comunista, La Unión del Pueblo, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo. Eran los Vikingos, nomás que se pusieron otro nombre. Eso hizo que algunos cambiáramos de actitud y nos retiráramos de la lucha. Entonces se queda al frente de la FEG gente como El Pelacuas (Carlos Morales) y Javier Balvaneda enfrentando militarmente a la guerrilla, pegándole y matándolos.
–Así se incrementa el prestigio negro de la FEG…
–Casi no le hacía falta, una raya más al tigre.
–¿Cómo le afectó eso a la FEG?
–Le implicó un baño de sangre que no fue público. No se supo cuántos muertos y desaparecidos hubo, porque se operaba bajo órdenes de oficiales de la Décimo Quinta Zona Militar. El día que terminan con los jefes de la guerrilla por allá en la calle 34, están El Perico, Pedro Luna Rochín, El Pelacuas y todos esos facinerosos que son amigos nuestros, eran nuestros compañeros, los más cabrones y bajos, algunos narcotraficantes, otros solucionaban asuntos difíciles con la pistola en la mano y entonces le ponen una mancha más negra de la que ya tenía a la FEG. Hubo una reacción adversa muy fuerte de parte de estudiantes de otras universidades.
–¿En ese momento cuál era el papel de Carlos Ramírez Ladewig en la FEG?
­–La FEG tuvo de jefe a Carlos Ramírez Ladewig siempre y cuando ésta no estuviera en crisis. Eso lo aprendimos después. Cuando yo estaba en la FREU lo corrió del estado el gobernador Juan Gil Preciado (1959-1964) para él hacerse cargo de la FEG. Álvaro Ramírez con la incertidumbre se trastornaba, lo mismo pasó cuando lo de los Vikingos y huyó. Cuando corren a Carlos del estado queda a cargo el gobernador Juan Gil Preciado, y en la etapa contra los Vikingos (primera mitad de la década de los 70) se encarga Javier García Paniagua, en quien se respaldan los muchachos y se refugian en sus ranchos. Ahí es donde se empiezan a armar fuerte, pero eso yo no lo vi. Hay una foto pero bien cabrona: en las escaleras de la FEG hay mínimo 40 o 50 personas ya con el calibre parejo, porque era una bronca traer el calibre disparejo para prestarse parque; todos traen un M-2 y sus carrilleras de lona.
–¿De cuándo es esa foto?
–Como del 72. Los que éramos estudiantes ya nos habíamos retirado y se habían arrimado los más bravos, los más violentos y los malvivientes que siempre se pegan. Con esto podían robar o secuestrar, traían identificación para sacarlos de la cárcel y se abusó de eso.
–¿Cuánto tiempo dura la historia violenta de la Universidad?
–La FEG dura armada mucho tiempo, hasta los años 80. Pero muy armada y nerviosa hasta el 76. Era común andar armados todos, pero cada uno andaba con su núcleo por separado. El enfrentamiento más violento contra el FER fue en el Politécnico el 19 de septiembre de 1971, fue el puro núcleo del presidente de la FEG, no los demás grupos, si no hubiera sido un matadero de la chingada ahí, porque la FEG anduvo armada con más anticipación y tenía más práctica y habilidad en el uso de estas armas. Al FER le costó muchos muertos acostumbrarse a este tipo de lucha.
–¿Recibió la FEG algún tipo de entrenamiento?
–Para lo que hacía no necesitaba. Lo que recibió fue protección, igual que hoy con los policías federales, que en lo que resuelven un asunto secuestran a un cabrón o van y le cobran al de enfrente. Los gobernadores fueron muy blandos con eso. Cuando los Vikingos matan a Hermenegildo Romo García, El Gorilón (1971), el gobernador Francisco Medina Ascencio va a la Universidad, yo estaba ahí, y el arquitecto Zambrano Villa le dice: “qué viene a hacer aquí, hijo de la chingada, usted tiene la culpa de todo, usted no metió las manos en esto”. Los gobernadores no metían las manos, las detenciones las hacía la Judicial Federal.
–¿Su libro también aborda el periodo en que Raúl Padilla toma la FEG y la desmantela?
–Llega precisamente hasta la toma del poder por Raúl, eso lo abordo en tres capítulos. La FEG siguió siendo útil para matar a la misma FEG. Raúl Padilla se monta en la FEG y nombra a otros presidentes para suicidarla. En su lugar llega la FEU, que es nadie y no tiene ni una gota de ideología. Queda una FEG residual viviendo de manera larvaria en el sistema de educación pública. Cuando le cortan los apoyos presupuestales, la FEG se va secando y también se acaba la FEG ideológica. Voy a poner un ejemplo: cuando Enrique Alfaro fue presidente de la FEG (1967-1969), tan cabrones eran que a punta de pistola van y toman un edificio del gobierno del estado y se quedan con él, juntan maestros entre los miembros de la FEG y ponen una secundaria popular. Máscate esa y compáralo con los hijos de Álvaro (Ramírez Ladewig). La FEG era la juventud del PRI, Carlos Ramirez Ladewig era diputado federal y presidente juvenil del PRI. La FEG era gobierno, era como una central obrera, te dejaban traer carros chuecos. Pero se acabó todo eso que le daba vida en su conjunto a la FEG y se extinguió.
–¿La FEG tuvo una cara distinta a la violenta?
–La FEG siempre fue así, de broncas e imponer las cosas por medio de la violencia. A Carlos Ramírez no le gustaba la oposición como a Raúl (Padilla) no le gusta la oposición. Si alguien se lanzaba de candidato por su cuenta so ordenaba su secuestro y ponerle unos chingadazos. Así fueron aprendiendo todos los demás. Quien entraba a la FEG sabía el comportamiento: era macana, pistola y el gobierno encima. Esa era el arma favorita de la FEG, ser parte del gobierno, éramos oposición política y parte del gobierno. Le mentábamos la madre a los gobernadores en los desfiles del día del estudiante y a ellos les daba risa pero se la aguantaban.
–¿Qué le dejó la FEG a la Universidad, para bien o para mal?
–En este momento la FEG, semi muerta como está, constituye un enemigo poderoso que le vigila las manos a Raúl para que no deje tanta gente fuera de la Universidad. La FEG era salvaguardia de que hubiera una cultura popular y se renovaran las plantas escolares para que entrara la gente a estudiar, y si Raúl no lo hiciera se le echaban encima y le armaban un desmadre de la chingada. La FEG desde ultratumba cuida territorios importantes.
“También le hereda a la Universidad su disciplina absoluta, total y perruna. Nadie se sale, nadie dice que no, nadie disputa. Le hereda un aparatote de control para hacer política, el problema es que Carlos no pudo conseguir ni la presidencia municipal de Guadalajara y Raúl ya no sabe qué hacer con todo ese poder, porque ese poder le exige fidelidad a su dueño. Si eres de la FEG no llegas más lejos.
“Hereda además todos las viejas formas de hacer política. Quien hace política en este estado tuvo que pasar por la FEG. Pones de pistolazos, tiras balazos, haces un manifiesto, un plantón, una marcha, presionas al directo. Haces más política para ser presidente de la Facultad de Derecho que para ser senador. Es una vieja escuela con una carga negativa terrible”.
–¿Es la FEG una muestra de la historia política del país?
–Es un pedazo del poder en México, de cómo se hace la política en el país. Nadie tumba a Raúl por lo mismo que nadie tumba a la maestra Elba Esther. Es la verdad dura y desnuda de cómo se hace el poder político en el país, es algo que no gusta pero ahí está. El libro representa a la política en Jalisco y en México. Aquí todo tiene dueño.
–¿Qué tipo de Universidad y FEG encontraremos en el libro?
–Correspondientes al país en que vivimos y a las luchas que hemos llevado a cabo por defender nuestras instituciones, o sea ninguna, luchando bajo banderas ajenas, manipulados siempre. Encontraremos poderes desnudos. La Autónoma tiene sus dueños y nunca lo han negado, el ITESO tiene sus dueños, los jesuitas, el Opus Dei tiene su universidad, pero aquí se dice que la Universidad es de Guadalajara o de Jalisco, pero no, es de un grupo privado pequeño.
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